"Lo reconozco: estoy internado en un establecimiento psiquiátrico." ("Die Blechtrommel", Günther Grass - Volker Schlölondorff, 1979)
De una de las novelas más hermosas que se hayan escrito, la primera de "la trilogía de Danzig", viene esta genial película de Volker Schölondorff.
Oskar Matzerath decide no crecer a partir de su tercer año de vida. Ya ha visto demasiado, tal vez, porque la historia comienza con su abuela siendo fecundada por un fugitivo en un campo de papas, allá en Danzig, que ahora se llama Gdansk. En el medio, las pobres almas que transitan la pobreza, la mezquindad, la crueldad, el amor, la guerra y la vida. "El Tambor de Hojalata" es una historia luminosa, narrada impecablemente y cuyo guión es también de Günther Grass. Invito a verla a quien no la haya visto. A quienes tengan tiempo y ganas de sumergirse en historias ajenas y lejanas para descubrirlas propias y cercanas, los invito a leer todas y cada una de las novelas de Günther Grass.
Günther Grass tuvo el mal gusto de morirse ayer. Se fue acompañado por el enorme Eduardo Galeano. Habrán de encargarles novelas en el Cielo. Acá siempre los querremos y siempre nos faltará otra vista de esas ciudades frías que terminaron siendo tan nuestras que moriríamos por ellas.
El molino va al paso, el molino va a prisa. El papel de Jan Bronsky me fue dado, aunque quise ser Oskar más de cien veces. Y más quise encontrar a mi Roswita Raguna. Quién sabe.
Abrazos
Oskar Matzerath decide no crecer a partir de su tercer año de vida. Ya ha visto demasiado, tal vez, porque la historia comienza con su abuela siendo fecundada por un fugitivo en un campo de papas, allá en Danzig, que ahora se llama Gdansk. En el medio, las pobres almas que transitan la pobreza, la mezquindad, la crueldad, el amor, la guerra y la vida. "El Tambor de Hojalata" es una historia luminosa, narrada impecablemente y cuyo guión es también de Günther Grass. Invito a verla a quien no la haya visto. A quienes tengan tiempo y ganas de sumergirse en historias ajenas y lejanas para descubrirlas propias y cercanas, los invito a leer todas y cada una de las novelas de Günther Grass.
Günther Grass tuvo el mal gusto de morirse ayer. Se fue acompañado por el enorme Eduardo Galeano. Habrán de encargarles novelas en el Cielo. Acá siempre los querremos y siempre nos faltará otra vista de esas ciudades frías que terminaron siendo tan nuestras que moriríamos por ellas.
El molino va al paso, el molino va a prisa. El papel de Jan Bronsky me fue dado, aunque quise ser Oskar más de cien veces. Y más quise encontrar a mi Roswita Raguna. Quién sabe.
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