El otro Fondo del Mar ("Relatos Salvajes", Damián Szifrón, 2014)
Ya te conté, Sarita, lo que me sucedió lejos en Berlín cuando nevaba. Estábamos en Mehringdamm Strasse y había gente muy berlinesa poniendo a parir esa porquería que se estrenaba en el Festival, una cosa superficial, efectista, un sinsentido meramente comercial llamado "Pulp Fiction".
Te conté (a esta edad uno no recuerda bien qué dijo ni cuándo lo dijo), te conté, Sarita, que hay una canción de Bob Dylan, el cantante de Nirvana, que se llama "Desolation Row". Es un pegoteo de imágenes y de discursos, y Dylan te juro, pero te juro Sarita, que no toma partido ni expresa un solito juicio moral acerca de Caín, Abel, el Jorobado, el Buen Samaritano, Ofelia, la Muerte, Noé, Einstein, Robin Hood, un Monje Celoso, el Fantasma de la Ópera, Casanova, dos Chicas Flacas, los Agentes, la Fábrica, la Máquina del Infarto, el Kerosene, el Castillo, los Aseguradores, Nerón, la Tripulación del Titanic, Ezra Pound y T.S. Elliot, los Cantantes de Calypso, los Pescadores, las Adorables Sirenas. Todos esos que mencionás, los conozco bastante bien, pero ¿sabés, Sarita? debo reacomodar sus caras y darles un nombre nuevo. Porque tanto y tanto se habla. Se dice tanta y tanta cosa, como si hubiera que juzgarlo todo. ¿Por qué no disfrutás, Pelotudo? ¿Por qué no reconocés cuando alguien te regala dos horitas de maravilla? La gente hace así: se construye un púlpito con dos, tres, mil libros, cuatro cintas VHS, cuatro DVDs, una guitarra, tres pelucas y un ego o un eguito, y se sube y dice: ésto o aquello y así sí pero así también y habría que haber sacado la tortilla antes porque me gusta babé.
No pienso hablar de esta película, ni un cachito así. Jamás diré, Sarita, que la cámara y el desapego hacia el compromiso, qué mierda ni qué Oscar Wilde hablando de Dorian Gray, que el casting, que el rechazo al juicio aposta, al que todo el mundo es tan afecto. Porque ir o no ir, verla o no haberla visto, hablar bien o hablar mal, hacerla mierda o idolatrarla se han convertido en toda una toma de partido ideológica de cuatro pesos con cincuenta, y ¿sabés qué, Sarita?: las posiciones ideológicas que pasan por la envidia o el espejismo pelotudo me tienen las pelotas por el piso. No cometeré el pecado del que se arrepintió el mejor crítico de cine que he leído en mi vida, Aníbal Vinelli, que quiso no hablar de "The Wall" y terminó su crítica diciendo "Al final hablé. Me doy asco."
No me escribas. No me escribas al menos que envíes la carta desde Desolation Row. Al fin y al cabo, aquí nos gustan "Interestelar", "Gravity", "True Grit", "Nebraska" y "Sinsajo".
Y al fin y al cabo, "La Ilíada" se queda siempre en la anécdota.
Abrazos.
Te conté (a esta edad uno no recuerda bien qué dijo ni cuándo lo dijo), te conté, Sarita, que hay una canción de Bob Dylan, el cantante de Nirvana, que se llama "Desolation Row". Es un pegoteo de imágenes y de discursos, y Dylan te juro, pero te juro Sarita, que no toma partido ni expresa un solito juicio moral acerca de Caín, Abel, el Jorobado, el Buen Samaritano, Ofelia, la Muerte, Noé, Einstein, Robin Hood, un Monje Celoso, el Fantasma de la Ópera, Casanova, dos Chicas Flacas, los Agentes, la Fábrica, la Máquina del Infarto, el Kerosene, el Castillo, los Aseguradores, Nerón, la Tripulación del Titanic, Ezra Pound y T.S. Elliot, los Cantantes de Calypso, los Pescadores, las Adorables Sirenas. Todos esos que mencionás, los conozco bastante bien, pero ¿sabés, Sarita? debo reacomodar sus caras y darles un nombre nuevo. Porque tanto y tanto se habla. Se dice tanta y tanta cosa, como si hubiera que juzgarlo todo. ¿Por qué no disfrutás, Pelotudo? ¿Por qué no reconocés cuando alguien te regala dos horitas de maravilla? La gente hace así: se construye un púlpito con dos, tres, mil libros, cuatro cintas VHS, cuatro DVDs, una guitarra, tres pelucas y un ego o un eguito, y se sube y dice: ésto o aquello y así sí pero así también y habría que haber sacado la tortilla antes porque me gusta babé.
No pienso hablar de esta película, ni un cachito así. Jamás diré, Sarita, que la cámara y el desapego hacia el compromiso, qué mierda ni qué Oscar Wilde hablando de Dorian Gray, que el casting, que el rechazo al juicio aposta, al que todo el mundo es tan afecto. Porque ir o no ir, verla o no haberla visto, hablar bien o hablar mal, hacerla mierda o idolatrarla se han convertido en toda una toma de partido ideológica de cuatro pesos con cincuenta, y ¿sabés qué, Sarita?: las posiciones ideológicas que pasan por la envidia o el espejismo pelotudo me tienen las pelotas por el piso. No cometeré el pecado del que se arrepintió el mejor crítico de cine que he leído en mi vida, Aníbal Vinelli, que quiso no hablar de "The Wall" y terminó su crítica diciendo "Al final hablé. Me doy asco."
No me escribas. No me escribas al menos que envíes la carta desde Desolation Row. Al fin y al cabo, aquí nos gustan "Interestelar", "Gravity", "True Grit", "Nebraska" y "Sinsajo".
Y al fin y al cabo, "La Ilíada" se queda siempre en la anécdota.
Abrazos.
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