El oficio de la cámara ("The Conjuring" - James Wan, 2013)

Vamos a tratar de hacer corto este post sobre la película "El Conjuro" de James Wan.
Empecemos diciendo una perogrullada: Los espectadores vemos desde la cámara. Es verdad que vemos lo que hay en la escena, los objetos, la ventana, el paisaje, los actores, la luz y la oscuridad. Pero vemos desde la cámara. Claro que están la edición y el montaje, pero ni la una ni el otro pueden reemplazar a una buena dirección de cámara. James Wan es un director de cámara como pocos se han visto.

En "The Conjuring", al igual que en otras películas de este director ("Saw", "Insidious", "Death Sentence"), Wan filma con fluidez de músico. Wan filma en contínuo, filma con suavidad. Es por eso que consigue, con una historia previsible y super trillada, que uno se muera de miedo y se mantenga en vilo por ver lo que no se ve. Porque lo peor (esto es tuyo, Patricia) es "lo que no se ve". James Wan juega a deshilachar tu cerebro: "Está ahí, detrás tuyo. Y me está mirando". Y no hay, al parecer, absolutamente nada más que aquello con lo que uno puebla la oscuridad.

Dentro de una película hecha con planos secuencia que aluden y cantan loas a Alfred Hitchcock y a Brian De Palma, Wan inserta un "found footage" para reírsele en la cara a... en fin, a todas las películas de sustos, o a la vanguardia que busca la complicidad en la distancia en vez de buscar arrobarte en la abstracción. El "found footage" te pone a salvo, porque lo que se ha filmado con la cámara casera le ha ocurrido a otro, no a vos. Una película, un documental o un informe periodístico en clave de cámara casera, te pone a una distancia enorme en tiempo y espacio de aquello que estás viendo. Te pone a salvo, te convierte en ajeno, te transforma en espectador sin opinión, o cuya opinión no viene al caso, te anula. El "found footage" te excluye.

Este muchacho Wan ha comprendido otra perogrullada: eso del abandono del escepticismo ante la contemplación de la obra. Bah, comprendido es decir poco: el tipo sabe lograr que abandones la incredulidad, mediante los compases que propuso William Friedkin en su momento, porque las cosas buenas deben cocinarse con un ritmo, y la cuestión está en mantener el ritmo sin dejar decaer la tensión. Entonces agregamos eso de la intensidad en el momento en que ya no das más, y aquí nos tenemos completamente sumergidos en una historia absolutamente inverosímil. Es eso. Una película de terror es eso. Lo demás son sustos. Y otra cosa: la cámara en manos de un maestro en este oficio exige muchas cosas, muchas, muchas cosas técnicas, mucho trabajo, mucha planificación y mucho y obsesivo detalle. Y exige buenos actores. Mirá el trailer aquí. Mirá los objetos, mirá la luz, mirá el vestuario, mirá la luna del espejo, mirá cómo se mueve la cámara, mirá lo que no se ve.

Ahora bien, "The Conjuring" es la historia de una serie de sucesos muy extraños que ocurren en el seno de una familia, que cuando ya no da más de incómoda, recurre a una pareja de cazafantasmas (Patrick Wilson y Vera Farmiga) para que los ayude. Y "Romeo y Julieta" es la historia de dos adolescentes provenientes de familias adversarias, cuyo mutuo amor los arrastra al más trágico de los finales. "The Conjuring" no es una película de final: es una narración exquisita.

Al final lo hice largo. Qué va'cer.

Abrazos.


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