Un disco. El disco. "Everyday Robots" (Damon Albarn, 2014).

Porqué no habríamos de hablar de música, caramba.

Cuando uno de los artistas más grandes que han sido y son, Peter Gabriel, decide dejar "Genesis" para emprender el camino de solista, ya había grabado "The Lamb Lies Down On Broadway", que es un disco de Peter Gabriel. Luego vendrían otras cositas, pero en solitario están "Melt", "Scratch", "Car" y "Security". No necesariamente en este orden, porque los recito de memoria, pero esos son. Todos y cada uno, joyas. Diez vidas quisiera uno tener para poder escucharlos.

Y luego vino "So". Y si bien "Us", "Up" y las BSO y los compilados subsiguientes son maravillosos, "So" es la cumbre, trascendente, redondo, denso y maduro. A mi amado Peter Gabriel le llevó un camino de cuatro discos llegar a "So". Por siempre, EL disco de Peter Gabriel. Y mirá que tiene discos.

"Everyday Robots" es el "So" de Damon Albarn. Es uno de los discos más bellos y generosos que se me ha dado escuchar. No sorprende que el talento de Albarn haya parido este lamento dulce y poderoso. Le tomó años a Albarn llegar a "Everyday Robots", cómo no. Y el camino fue diferente del camino que llega a "So", cómo no. Pero en la constelación de discos brillantes, lo pongo al ladito del disco de Gabriel, y quien me haya conocido un poco sabrá que le estoy abriendo mi corazón a Albarn.

"Blur" y el britpop creo que me pasaron de largo por ser congéneres del grunge y del post-grunge, que nos enamoraban de tanta polenta. En el medio hubo mucha porquería porque uno pensaba que había tiempo para todo. Tuvimos la suerte de escuchar grandísimas, grandísimas cosas. Pero hay que escuchar a "Blur", aunque sea ahora porque nunca es tarde. Andamos escuchando (graciavó) el concierto del festival Coachella de 2013, que es un hermoso rejunte de cosas que nos suenan mucho y que nos gustan. Y luego, "Gorillaz". Ni más ni menos. Cada cosa que oímos de Gorillaz nos ponen los pelos de punta (es un decir), y queremos más.

Hablar de "Everyday Robots" es un crimen. Hay que escucharlo. Te deja lleno de música y armonías inesperadas, lejos de lo obvio, y que sin embargo cierran con un perfecto "clic" en tus orejas y en tu cabeza. La voz de Albarn, diez puntos aparte. Las letras, otro tanto. Distinto de lo que le has escuchado, pero emparentado. Un disco de una persona que se ha hecho amiga de sus miedos, que se anima a lo que sea.

El álbum va así: "Everyday Robots" abre con ruiditos y ritmo que avisa. "Hostiles" es triste y delicioso. "Lonely Press Play" en ritmo de bossa nova pero bien, bonito y fresco. "Mr. Tembo", para palmear, lindo y necesario justo en este punto del disco. "Parakeet", tres notas y una armonía de 44 segundos. "The Selfish Giant" y empezamos a ponernos verdaderamente profundos, porque es una obra maestra en sí. "You And Me", para seguir ya en el núcleo denso del disco, donde sigue ni más ni menos que "Hollow Ponds", una de mis preferidas. "Seven High" es la transición hacia "Photographs", mi canción favorita y que podría estar en "So" sin ningún problema. "The History of a Cheating Heart", con esa guitarra y esa melancolía. Y cerramos con "Heavy Seas of Love", precioso, precioso tema que levanta sin la más mínima estridencia.

Cada tema se entrelaza con el siguiente, y pondríamos en loop este disco completo. Y yo no sé si es conceptual, pero para mí lo es. Es el álbum conceptual de un músico tremendo que ha crecido y ha crecido bien. Como sé yo y quiero yo que crezcan los artistas que amo y que me alimentan el alma. El conceptual de un artista que sabe perfectamente qué hacer y que hace lo que quiere hacer. ¿Lo ves? Hay en este disco un cúmulo de trabajo enorme, para que pueda funcionar como funciona: suave, bellísimo y perfecto.

Abrazos

Post Scriptum: No habría escuchado este disco, me habría pasado por el costado, si no hubiera sido gracias a una inmensa artista que está siguiendo exactamente ese camino solitario y de buena compañía que es la búsqueda constante que emprenden los que son así de grandes como Albarn. Ni más ni menos, y muchísimo menos, menos. Cuánto nos alegramos de que existan. No te queda más remedio que brillar, día tras día, ruido tras ruido, clavo tras clavo. Mis respetos.  
  

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