"¿Qué son dos metros? ... Un viaje imposible." ("Mar adentro", de Alejandro Amenábar)
El problema conmigo es qu eviví más o menos de cerca el drama de Ramón Sampedro, y que no he podido sino hasta ahora dimensionar la grandeza de (para mí) la mejor película de este inmenso director que es Amenábar.
Ramón es tetrapléjico y busca morirse. Para él, la vida a la que está condenado es una indignidad, y quiere ser digno.
"Se tiró justo cuando la resaca llevaba el agua... y tronchó el cuello". Ramón va dignificando cada momento a base de un humor negro al que sólo él tiene derecho. El mejor de los derechos. Lleva treinta años teniendo derecho. Treinta años desde que "tronchó el cuello contra la arena". ¿Será posible morirse, si uno elige eso?. Uno aprende a llorar riendo. Javier Bardem está magnífico como Ramón. Belén Rueda hace algo muy, muy bello. Y Rosa, Rosa... Mujer buena, mujer valiente. Qué bien, qué bien.
Si bien la película cuenta la historia (real) de Ramón Sampedro, un tetraplégico que lucha por su derecho a una muerte digna, lejos de ser un canto a la muerte, está llenísima de vida. Es una película viva, y todo lo que aparece es vida.
"¿Cómo va a querer morir alguien, con esos ojos?".
Cuando uno mira la vida desde una camilla que otro lleva y no uno, tiene ganas de que eso acabe. Porque vivir es demasiado, demasiado hermoso.
Como extra, Amenábar nos regala un destello de la diversidad española, con el bello canto gallego, la lengua catalana y el castellano unificador. Algo que, también, estaba demasiado cerca como para apreciar.
Hay algo que no es cierto. Y es eso de que uno ve las cosas más importantes que ha vivido. Lo cierto es que allá no hay nada más que nada. Ramón Sampedro, sin embargo, habla de de Ramón Sampedro. Habrá tenido la suerte de ver algo. Será porque tenía unos años por delante para vivir. "¿Es verdad que no sientes nada?". La vida está allí, aquí. Adelante.
Por favor, yo sé que uno no quiere ver películas tristes. Yo lo sé. Pero por favor, hagan el esfuerzo y van a ver lo linda, lo linda, lo linda que es esta película.
Abrazos
Ramón es tetrapléjico y busca morirse. Para él, la vida a la que está condenado es una indignidad, y quiere ser digno.
"Se tiró justo cuando la resaca llevaba el agua... y tronchó el cuello". Ramón va dignificando cada momento a base de un humor negro al que sólo él tiene derecho. El mejor de los derechos. Lleva treinta años teniendo derecho. Treinta años desde que "tronchó el cuello contra la arena". ¿Será posible morirse, si uno elige eso?. Uno aprende a llorar riendo. Javier Bardem está magnífico como Ramón. Belén Rueda hace algo muy, muy bello. Y Rosa, Rosa... Mujer buena, mujer valiente. Qué bien, qué bien.
Si bien la película cuenta la historia (real) de Ramón Sampedro, un tetraplégico que lucha por su derecho a una muerte digna, lejos de ser un canto a la muerte, está llenísima de vida. Es una película viva, y todo lo que aparece es vida.
"¿Cómo va a querer morir alguien, con esos ojos?".
Cuando uno mira la vida desde una camilla que otro lleva y no uno, tiene ganas de que eso acabe. Porque vivir es demasiado, demasiado hermoso.
Como extra, Amenábar nos regala un destello de la diversidad española, con el bello canto gallego, la lengua catalana y el castellano unificador. Algo que, también, estaba demasiado cerca como para apreciar.
Hay algo que no es cierto. Y es eso de que uno ve las cosas más importantes que ha vivido. Lo cierto es que allá no hay nada más que nada. Ramón Sampedro, sin embargo, habla de de Ramón Sampedro. Habrá tenido la suerte de ver algo. Será porque tenía unos años por delante para vivir. "¿Es verdad que no sientes nada?". La vida está allí, aquí. Adelante.
Por favor, yo sé que uno no quiere ver películas tristes. Yo lo sé. Pero por favor, hagan el esfuerzo y van a ver lo linda, lo linda, lo linda que es esta película.
Abrazos
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