Se me han perdido dos niñas ("Persépolis" y "Buda explotó por vergüenza")
Hola de nuevo.
Aquí traigo dos películas, dado que una me refiere a la otra. En rigor de verdad, viendo "Persépolis", el bello film de animación autobiográfico de Marjane Satrapi, me acordé de otra víctima social del fundamentalismo islámico, la preciosa Baktay (Nikbakht Noruz) de "Buda explotó por vergüenza"("Buda as sharm foru riht"). También se me cruza otra niña, "Camino", la víctima del fundamentalismo católico que supo filmar Javier Fesser. Pero es demasiado: quiero mantener estos posts más bien breves.
"Persépolis" cuenta la historia de Marjane en Irán, abarcando un período temporal de unos veinte años que van desde la caída del régimen del Shah (y el advenimiento del régimen islámico) hasta los '90.
"Buda..." cuenta unos pocos días en la vida de Baktay, una niña que desea ir a la escuela en el Afganistán del régimen post-talibán.
"Persépolis" es una película muy buena desde el punto de vista visual y narrativo... pero hay cositas que personalmente me hacen ruido. Diría que me hace ruido el hecho de que esté llena de clichés y que a veces la crítica al régimen islámico (que encuentra su máxima expresión en el sojuzgamiento de la mujer) es demasiado basta. A veces parece que lo único que Marjane desea es que la dejen ser europea. Es cierto que la pérdida de privilegios burgueses de la familia Satrapi (alcohol y cassettes de Iron Maiden) bajo el régimen de los Ayatollahs está bien confrontada con el horror de la guerra. Pero no es menos cierto que la demonización de Irán, la beatificación de Irak y los cambios súbitos en los roles de ángel y demonio brillan por su ausencia. La mirada social se centra en el entorno de Marjane, nos guste o no nos guste, y Marjane no deja nunca de ser una mujercita que parece no saber qué quiere. Me encanta el personaje de la abuela, y el de la casera loca de la etapa vienesa. Y repito para que quede claro que la estoy recomendando: Una muy buena película que a veces peca de superficial, pero no importa.
"Buda explotó por vergüenza" es una maravilla de historia, guión, símbolos y humor. Dirigida por la adolescente Hana Makhmalbaf, con un ojo cinematográfico que le viene de familia, conmueve y moviliza sin caer jamás en lo panfletario.
Baktay sospecha que, de aprender a leer, su mundo será un poquito mejor. Razona la pequeña Baktay que tal vez el camino de su libertad como mujer, su humanización, comience por la escuela. No van a hacérselo sencillo, claro. Y allá va esta pequeña, camino de la escuela dispuesta a aprender a escribir aunque deba utilizar lápiz labial. La guerra, los cambios de mano de que Afganistán fue víctima, el rol de la mujer, el absurdo, la pobreza, se ven reflejados en juegos de niños. Hana maneja el lenguaje cinematográfico de manera magistral, y jamás de los jamases cae en el vicio documentalista. "Buda..." nunca deja de ser una obra de ficción que se alimenta de horrores y maravillas absolutamente reales.
En fin, quedan las dos películas recomendadas, aunque creo que se advierte cuál es mi favorita. Por suerte existen las dos. Marjane y Baktay, digo.
Abrazos.
Aquí traigo dos películas, dado que una me refiere a la otra. En rigor de verdad, viendo "Persépolis", el bello film de animación autobiográfico de Marjane Satrapi, me acordé de otra víctima social del fundamentalismo islámico, la preciosa Baktay (Nikbakht Noruz) de "Buda explotó por vergüenza"("Buda as sharm foru riht"). También se me cruza otra niña, "Camino", la víctima del fundamentalismo católico que supo filmar Javier Fesser. Pero es demasiado: quiero mantener estos posts más bien breves.
"Persépolis" cuenta la historia de Marjane en Irán, abarcando un período temporal de unos veinte años que van desde la caída del régimen del Shah (y el advenimiento del régimen islámico) hasta los '90.
"Buda..." cuenta unos pocos días en la vida de Baktay, una niña que desea ir a la escuela en el Afganistán del régimen post-talibán.
"Persépolis" es una película muy buena desde el punto de vista visual y narrativo... pero hay cositas que personalmente me hacen ruido. Diría que me hace ruido el hecho de que esté llena de clichés y que a veces la crítica al régimen islámico (que encuentra su máxima expresión en el sojuzgamiento de la mujer) es demasiado basta. A veces parece que lo único que Marjane desea es que la dejen ser europea. Es cierto que la pérdida de privilegios burgueses de la familia Satrapi (alcohol y cassettes de Iron Maiden) bajo el régimen de los Ayatollahs está bien confrontada con el horror de la guerra. Pero no es menos cierto que la demonización de Irán, la beatificación de Irak y los cambios súbitos en los roles de ángel y demonio brillan por su ausencia. La mirada social se centra en el entorno de Marjane, nos guste o no nos guste, y Marjane no deja nunca de ser una mujercita que parece no saber qué quiere. Me encanta el personaje de la abuela, y el de la casera loca de la etapa vienesa. Y repito para que quede claro que la estoy recomendando: Una muy buena película que a veces peca de superficial, pero no importa.
"Buda explotó por vergüenza" es una maravilla de historia, guión, símbolos y humor. Dirigida por la adolescente Hana Makhmalbaf, con un ojo cinematográfico que le viene de familia, conmueve y moviliza sin caer jamás en lo panfletario.
Baktay sospecha que, de aprender a leer, su mundo será un poquito mejor. Razona la pequeña Baktay que tal vez el camino de su libertad como mujer, su humanización, comience por la escuela. No van a hacérselo sencillo, claro. Y allá va esta pequeña, camino de la escuela dispuesta a aprender a escribir aunque deba utilizar lápiz labial. La guerra, los cambios de mano de que Afganistán fue víctima, el rol de la mujer, el absurdo, la pobreza, se ven reflejados en juegos de niños. Hana maneja el lenguaje cinematográfico de manera magistral, y jamás de los jamases cae en el vicio documentalista. "Buda..." nunca deja de ser una obra de ficción que se alimenta de horrores y maravillas absolutamente reales.
En fin, quedan las dos películas recomendadas, aunque creo que se advierte cuál es mi favorita. Por suerte existen las dos. Marjane y Baktay, digo.
Abrazos.
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