"What went we out into this wilderness to find?" ("The Witch", Robert Eggers, 2016)
En el año de 1630, la gente vivía mayormente a oscuras, en más de un sentido. En Nueva Inglaterra, tierra de bosques, una familia de Puritanos abandona la tierra donde viven los demás colonos, debido a diferencias en la interpretación de la Palabra. Cerca del linde de un bosque, con un arroyo ahí al lado y tierra para sembrar, el nuevo asentamiento de la familia (padre, madre y cinco hijos) no podría ser más adecuado.
Pero.
La desaparición de Samuel, el menor de los niños, de apenas unos meses, al parecer víctima de un lobo, viene a arruinarles el día. Téngase en cuenta que (como dice Robert Eggers, que por ésto se ganó el premio al mejor director en Sundance), para aquella gente lo sobrenatural no se ponía en duda: era parte de la vida diaria. Parece razonable que empecemos a vincular una serie de desgracias nimias e importantes con la pérdida de Samuel, hasta estar seguros de que somos víctimas de Algo. Al final y al cabo, eso mismo hace mucha gente que uno conoce hoy en día.
"The Witch" es la historia de cómo se desmorona una construcción cuando se cierra en sí misma, cuando se realimentan los miedos, las vergüenzas y las culpas a expensas del propio tejido. Es un horror cercano que habíamos olvidado que se podía hacer. La ópera prima de Eggers está perfectamente construida alrededor de tres giros dramáticos poderosos: Desaparición - Revelación - Salvación. Cada uno de estos quiebres impone un ritmo narrativo diferente. No esperes cinco planos por segundo.
Hasta aquí tenemos una historia poderosa, una dirección fantástica, una fotografía deliciosa y una dirección de arte perfecta. Los actores no solamente están a la altura sino que no podrían más: Harvey Scrimshaw como Caleb, que se avergüenza y es tentado. Anya Taylor-Joy como Thomasin, que reza y ríe. Ralph Ineson como William, que huye de sus pecados. Katie Dickie, que pierde hijos y juventud. Ellie Grainger y Lucas Dawson, que juegan y hablan con una cabra. La voz de Black Philip es de Wahab Chaudry.
Para quienes la vean en versión original, el regalo adicional del lenguaje bellísimo lleno de arcaísmos incluída (junto a muchas otras citas originales) esta oración extraída del Diario de John Winthrop, uno de los Puritanos fundadores de Nueva Inglaterra:
"O my Lord, my love, how wholly delectable thou art! Let him kiss me with the kisses of his mouth, for his love is sweeter than wine: How lovely is thy countenance! How pleasant are thy embraces! My heart leaps for joy when I hear the voice of thee my Lord, my love, when thou sayest to my soul, thou art her salvation. O my God, my king, what am I but dust! A worm, a rebel, and thine enemy was I, wallowing in the blood and filth of my sins, when thou didst cast the light of Countenance upon me, when thou spread over me the lap of thy love, and saidest that I should live."
Esta pesadilla arrobadora y cercana de la que no debería hablarse. El Bien y el Mal que son tan vecinos para el puritano. Vamos al bosque a buscar a Samuel. Tal vez encontremos un fuego.
Abrazos
Pero.
La desaparición de Samuel, el menor de los niños, de apenas unos meses, al parecer víctima de un lobo, viene a arruinarles el día. Téngase en cuenta que (como dice Robert Eggers, que por ésto se ganó el premio al mejor director en Sundance), para aquella gente lo sobrenatural no se ponía en duda: era parte de la vida diaria. Parece razonable que empecemos a vincular una serie de desgracias nimias e importantes con la pérdida de Samuel, hasta estar seguros de que somos víctimas de Algo. Al final y al cabo, eso mismo hace mucha gente que uno conoce hoy en día.
Una pausa en el camino hacia el horror. |
Thomasin reza. Más le vale. |
Hasta aquí tenemos una historia poderosa, una dirección fantástica, una fotografía deliciosa y una dirección de arte perfecta. Los actores no solamente están a la altura sino que no podrían más: Harvey Scrimshaw como Caleb, que se avergüenza y es tentado. Anya Taylor-Joy como Thomasin, que reza y ríe. Ralph Ineson como William, que huye de sus pecados. Katie Dickie, que pierde hijos y juventud. Ellie Grainger y Lucas Dawson, que juegan y hablan con una cabra. La voz de Black Philip es de Wahab Chaudry.
Para quienes la vean en versión original, el regalo adicional del lenguaje bellísimo lleno de arcaísmos incluída (junto a muchas otras citas originales) esta oración extraída del Diario de John Winthrop, uno de los Puritanos fundadores de Nueva Inglaterra:
"O my Lord, my love, how wholly delectable thou art! Let him kiss me with the kisses of his mouth, for his love is sweeter than wine: How lovely is thy countenance! How pleasant are thy embraces! My heart leaps for joy when I hear the voice of thee my Lord, my love, when thou sayest to my soul, thou art her salvation. O my God, my king, what am I but dust! A worm, a rebel, and thine enemy was I, wallowing in the blood and filth of my sins, when thou didst cast the light of Countenance upon me, when thou spread over me the lap of thy love, and saidest that I should live."
Esta pesadilla arrobadora y cercana de la que no debería hablarse. El Bien y el Mal que son tan vecinos para el puritano. Vamos al bosque a buscar a Samuel. Tal vez encontremos un fuego.
Abrazos
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