"No me sigas" ("El Fondo del Mar" - Damián Szifrón - 2003)
He aquí la road movie.
El motivo importa poco: es un engaño. El final importa poco: es un ahogo.
Szifrón centra el relato en la grasada del engaño, en la grasada del objeto, en el sinsentido de la revancha cuando no hay una gota de sangre. Szifrón relata en reverso que la venganza es un plato que sabe mejor hirviendo.
No importa que "Los Simuladores" tengan la crítica que tengan. Se hizo. Fue una desfachatez maravillosa. Y no importa si "Relatos Salvajes" es buena o no. Diremos algo cuando la veamos y si la vemos. Se hizo.
"El Fondo del Mar" es una película preciosa. Es una línea argumental bonita y cuidada, bien recortada y bien iluminada; se acelera cuando debe acelerarse y se sostiene cuando debe sostenerse. Es una pieza cuyo clímax contradice al propio relato, y que se saborea mejor cuando se la repiensa y reinventa. "El Fondo del Mar" te quiere a vos para completarse.
Ezequiel y Ana medio que están juntos. Él está muy enfermo de celos y ella es una histérica de libro. Aníbal es el tercero en discordia, pesado y ordinario como él solito. Pasan cosas (la secuencia del zapato es maravillosa), a raíz de las cuales Ezequiel persigue a Aníbal y su automóvil durante casi toda la película. Y ésto sería todo, si no fuera que nunca sucede lo que uno sospecha que debería suceder. Si no fuera que uno espera alguna justicia poética, o un golpe a tiempo, o un tiro o una cuchillada.
"El Fondo del Mar" no es justa ni es lógica. No es equilibrada ni es predecible. No se sabe y no se sabe ni un segundo después. No es una peli "de final" ni tiene vuelta de tuerca. Te sigo y veo lo grasa que sos, lo grasa que es el engaño y lo grasa que me vuelvo al seguir tu camino mierda. Te sigo y veo que no valés un fósforo, un minuto de Movistar, un pestañeo. Te sigo y me vuelvo cada vez peor y peor cosa.
Yo no sé si es buena. Yo no sé si es mala. Sé que me ha mantenido encantado y en vilo todo el tiempo, y eso agradezco. Sé otras cosas, además, acerca de esta toma entre las ramas y de este plano en plenilunio. Y sé que lo que importa, lo que importa, es no ser grasa, y tener el coraje de decir "ya no te quiero".
Abrazos.
El motivo importa poco: es un engaño. El final importa poco: es un ahogo.
Szifrón centra el relato en la grasada del engaño, en la grasada del objeto, en el sinsentido de la revancha cuando no hay una gota de sangre. Szifrón relata en reverso que la venganza es un plato que sabe mejor hirviendo.
No importa que "Los Simuladores" tengan la crítica que tengan. Se hizo. Fue una desfachatez maravillosa. Y no importa si "Relatos Salvajes" es buena o no. Diremos algo cuando la veamos y si la vemos. Se hizo.
"El Fondo del Mar" es una película preciosa. Es una línea argumental bonita y cuidada, bien recortada y bien iluminada; se acelera cuando debe acelerarse y se sostiene cuando debe sostenerse. Es una pieza cuyo clímax contradice al propio relato, y que se saborea mejor cuando se la repiensa y reinventa. "El Fondo del Mar" te quiere a vos para completarse.
Ezequiel y Ana medio que están juntos. Él está muy enfermo de celos y ella es una histérica de libro. Aníbal es el tercero en discordia, pesado y ordinario como él solito. Pasan cosas (la secuencia del zapato es maravillosa), a raíz de las cuales Ezequiel persigue a Aníbal y su automóvil durante casi toda la película. Y ésto sería todo, si no fuera que nunca sucede lo que uno sospecha que debería suceder. Si no fuera que uno espera alguna justicia poética, o un golpe a tiempo, o un tiro o una cuchillada.
"El Fondo del Mar" no es justa ni es lógica. No es equilibrada ni es predecible. No se sabe y no se sabe ni un segundo después. No es una peli "de final" ni tiene vuelta de tuerca. Te sigo y veo lo grasa que sos, lo grasa que es el engaño y lo grasa que me vuelvo al seguir tu camino mierda. Te sigo y veo que no valés un fósforo, un minuto de Movistar, un pestañeo. Te sigo y me vuelvo cada vez peor y peor cosa.
Yo no sé si es buena. Yo no sé si es mala. Sé que me ha mantenido encantado y en vilo todo el tiempo, y eso agradezco. Sé otras cosas, además, acerca de esta toma entre las ramas y de este plano en plenilunio. Y sé que lo que importa, lo que importa, es no ser grasa, y tener el coraje de decir "ya no te quiero".
Abrazos.
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