"They took my hands". ("Darkman", Sam Raimi, 1990)
¿Quién me hace una peli de superhéroe sin historia prefijada por DC Comics? ¿Quién es capaz de hacerme una peli ridículamente buena, fantásticamente previsible, cómicamente trágica, tierna de tan inocente?
Sam Sam Raimi Raimi.
"Darkman" es una película protagonizada por Liam Neeson y una pelirroja bella, en la cual los malos son muy malos, y a los buenos la venganza les cuesta más que un ojo de la cara. Porque Sam Raimi siempre nos está diciendo: No hay empate. No se puede quedar a mano. Los justos pierden siempre.
Este hermoso y tenebroso (a la luz de las películas digitales del presente siglo, "Darkman" luce superficialmente bastante risible) thriller constituye otra lección de cine de parte de Sam Raimi. Es una película llena de pretensiones graciosamente logradas, con arduo trabajo, por supuesto. Y la verdad es que se nota. Es una película de libro. Los elementos que marcan el tiempo, los diálogos, las señales y los aconteceres en general hacen que el filme parezca un ejercicio. Y la verdad es que más veo el cine de Sam Raimi y más me parece que lo que está haciendo es un doctorado. (Y que se ha quedado solo solito, porque su advisor se muere de vergüenza y le da largas con la tesis).
Peyton (Liam Neeson) es un científico que está trabajando en injertos artificiales de piel. Por supuesto que tiene una novia preciosa e inteligente, que por supuesto olvida unos papeles importantísimos justo en el laboratorio de Peyton, para que vengan los malos y desaten el desastre. Con el rostro destrozado, Peyton alimentará un furioso huracán de venganza que no podrá rehacer ni su cara ni su vida ni su amor. Y en el camino perderá la sensibilidad e incluso la razón. Una maravilla.
Y hay quienes dicen que "Darkman" es ridícula.
La dirección y la historia toda, de Sam Raimi. Decide dónde poner la cámara: Sam Raimi. Los encuadres de cómic diez años antes de que los Wachowski compraran sus primeros pochoclos: Sam Raimi.
El asombro que se ve venir pero se disfruta: La transición de la bella, de novia a viuda en cinco segundos.
La bella novia: Frances McDormand.
Sí. Sí. Me parece hermosa, Frances McDormand. Me casaría con Frances McDormand. ¿Y qué?
Abrazos.
Sam Sam Raimi Raimi.
"Darkman" es una película protagonizada por Liam Neeson y una pelirroja bella, en la cual los malos son muy malos, y a los buenos la venganza les cuesta más que un ojo de la cara. Porque Sam Raimi siempre nos está diciendo: No hay empate. No se puede quedar a mano. Los justos pierden siempre.
Este hermoso y tenebroso (a la luz de las películas digitales del presente siglo, "Darkman" luce superficialmente bastante risible) thriller constituye otra lección de cine de parte de Sam Raimi. Es una película llena de pretensiones graciosamente logradas, con arduo trabajo, por supuesto. Y la verdad es que se nota. Es una película de libro. Los elementos que marcan el tiempo, los diálogos, las señales y los aconteceres en general hacen que el filme parezca un ejercicio. Y la verdad es que más veo el cine de Sam Raimi y más me parece que lo que está haciendo es un doctorado. (Y que se ha quedado solo solito, porque su advisor se muere de vergüenza y le da largas con la tesis).
Peyton (Liam Neeson) es un científico que está trabajando en injertos artificiales de piel. Por supuesto que tiene una novia preciosa e inteligente, que por supuesto olvida unos papeles importantísimos justo en el laboratorio de Peyton, para que vengan los malos y desaten el desastre. Con el rostro destrozado, Peyton alimentará un furioso huracán de venganza que no podrá rehacer ni su cara ni su vida ni su amor. Y en el camino perderá la sensibilidad e incluso la razón. Una maravilla.
Y hay quienes dicen que "Darkman" es ridícula.
La dirección y la historia toda, de Sam Raimi. Decide dónde poner la cámara: Sam Raimi. Los encuadres de cómic diez años antes de que los Wachowski compraran sus primeros pochoclos: Sam Raimi.
El asombro que se ve venir pero se disfruta: La transición de la bella, de novia a viuda en cinco segundos.
La bella novia: Frances McDormand.
Sí. Sí. Me parece hermosa, Frances McDormand. Me casaría con Frances McDormand. ¿Y qué?
Abrazos.
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