"A tiger is a tiger, not a lamb, mein Herr" ("Cabaret", Bob Fosse, 1972)

Un Imperio se está gestando. La República de Weimar se derrumba, el Tratado de Versalles fue tan pero tan injusto que desencadenó esas cosas entre otras cosas (Véase "Max", de Menno Meyjes, en este rinconcito).
A Sally Bowles estas cosas geopolíticas le importan un carajo. Canta y baila en un cabaret berlinés y está al margen de todo dilema moral. Puede derrumbarse todo, pueden romperse cristales y amores, pueden romperse corazones y pudrirse hígados, no importa. Al final y al cabo, la vida es un cabaret: come, taste the wine, come hear the band. Hay que hacer como Elsie, el cadáver más feliz que jamás vi. Y pienso en Elsie hasta ahora mismo. ¿Qué hacés ahí, solito en tu habitación?
Si bien cada cuadro es una foto maravillosa, si bien la luz es magistral, si bien la cara de Sally (Liza Minnelly) pasando de las lágrimas a la risa en un guiño es un milagro, debo decir que lo mejor de todo es el trabajo de montaje. Véase el número de "Mein Herr", véase el número de "Money".
Para el caso véase uno de los musicales más bellos, mejor filmados, mejor actuados de la historia del cine que los míseros mortales pagamos por ver.
Y admitamos que desde la cuna a la tumba no hay una estadía muy larga.
Abrazos

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