"I Wanna Be With You" ( "The Magic Whip" - Blur - 2015)

Doce años después... y todo así. Un nuevo álbum de la banda inglesa "Blur".

Aquí llega Damon Albarn con su banda, que suena de ensueño. Resistiremos la fortísima tentación de  decir que viene a completar el trabajo solista de "Everyday Robots" (Damon Albarn, 2014), tentación que surge  de escuchar los dos primeros temas: en la tercera pista aparece "Blur" y decimos: Es un disco de "Blur". Es el mejor disco que le escuchamos a "Blur", decimos en la sexta pista. Y agradecemos en la séptima que todavía quede disco, porque se viene la maravilla de "Ong Gong", una de las canciones más bonitas que hemos escuchado últimamente.., y hemos escuchado mucho.

Vuelve "Blur" con un disco rompedor, porque si se ha de volver (y más siendo y llamándose una "Blur") se ha de volver con algo que  desarme, disloque y desbarate. Si hemos de volver, hemos de volver con todo lo nuevo que tenemos, con todo lo que hemos aprendido y sin un solo tic que recuerde al pasado, que pasado es. Y entonces ¿Qué mejor que empezar con "Lonesome Street"? Para marcar terreno y firmar a lo "Blur".

"Lonesome Street" es el primer corte del álbum, y marca el terreno. Es precioso, britpop, cuadrado, sonoro. Y sumamente "Everyday Robots". "New World Towers" es aún más "Everyday Robots", y uno lo va agradeciendo, claro. Entonces, "Go Out" aparece del vacío, con todo el brillo de la banda.  Es la primera pista donde se reconoce el genio de Graham Coxon recargado. Menos mal. Un trabajo complejo y bailarín. "Ice Cream Man" es el cuarto tema, con ritmo reggatta, pero con guitarra Coxon que alucina para escuchar en loop. Sigue "Thought I Was a Spaceman", pura irónica nostalgia, bella, bella, con drumkit setentoso y que solo soporta las voces de Albarn y Coxon. La fiesta sube y sube con "I Broadcast", a ritmo de rocanrol, que continúa con "My Terracotta Heart", aunque poniéndonos un poquito más serios: Una canción bonita donde las haya, profunda donde se las excave, y diríamos que el núcleo del álbum. Continuamos con "There Are Too Many of Us", que sería un himno si no fuera que lo que sigue es ni más ni menos que "Ghost Ship", la más Damon Albarn de todas, y una de las que no deja de sonar en la cabeza cuando se piensa en este álbum. Y entonces, cuando ya habíamos escuchado todo lo que había que escuchar, se viene "Pyongyang", proponiendo una curva cerrada hacia el final. Y hacia el final hay una gigantesca "Ong Gong": Brillante, hermosa, transparente, tarareable, no me saquen de acá que se está tan bien, "I wanna be with you" es el estribillo más común, visceral, obvio y precioso que pueda cantarse. Y debe terminar como termina. Escuchá eso. El álbum cierra con un cristalino "Mirrorball", que levanta muertos.

En resumen, en resumen, en resumen nada. Un disco bellísimo y concienzudo fruto de la cabeza de dos artistas del carajo como son Albarn y Coxon, donde uno percibe más la marca de Albarn porque es lo que más ha escuchado. Un disco de esos que son los mejores porque siguen dando más de sí cuanto más se los escucha. En pitchfork.com puede escucharse todo. Los que tengan iMusic pueden escucharlo completo también. La verdad es que vale la pena comprarlo y atesorarlo, porque es hermoso.

Post Scriptum: Hoy fuimos a ver "Misión: Imposible - Nación Secreta", donde se recupera el sentido de la saga. Y mi hija me dijo que quiere estudiar cine. Es decir: yo quisiera ser más feliz, pero no puedo.

Abrazos.

Comments