"Funny how?" ("Goodfellas", Martin Scorsese, 1990).

Amamos a Marty.

"Goodfellas" ("Buenos Muchachos" de este lado del Atlántico) es una película de Martin Scorsese, lo cual ahorra mucho decir. Un director que recurre a la ortodoxia, siempre, y siempre la hace trabajar para los ritmos frenéticos de sus historias enloquecidas de sangre, traición y violencia. Como la de Jesucristo, que también supo filmar.

Aquí hablamos de un Scorsese maduro y pleno, y de una historia de gángsters cumpliendo el sueño americano. "Goodfellas" cuenta la historia de un muchacho exitoso, al fin y al cabo, llamado Ray Hill (Ray Liotta); un irlandés que se abre camino en el mundo del crimen organizado, dominado por los italianos en la década de 1970, en los Estados Unidos.  A partir de allí, la película abarca dos décadas y media en las que el trío de malvivientes protagonista, que se completa con Jim Conway (Robert De Niro) y el psicópata Tommy De Vito (Joe Pesci) viven una existencia de abundancia y descontrol, en un mundo que está igual de demente que ellos. En efecto, "Goodfellas" es una narración de angustias y desenfrenos propios de su contexto: nos terminan condenando las más más insignificantes minucias y nos acaban traicionando los más obvios traidores. Y si bien no vamos a decir cómo termina, diremos que el crimen paga, y muy bien, mientras paga.

Amamos a Marty. Nos encanta ver cómo pervierte la ortodoxia, porque el cine de Scorsese no es otra cosa que herejía. Idolatramos a Scorsese. La Vanguardia debería entender que... No. No dije nada.

No dije nada.

Abrazos.

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